07.04.2017
Vida Nueva
El 80% de los países de la Unión Europea ofertan una asignatura confesional
RUBÉN CRUZ | La presencia de la asignatura de Religión en los planes de estudios es una de las cuestiones que se quiere dejar fuera del Pacto de Educación. Y es que no hay consenso entre los partidos. El PP no muestra inconveniente ante el modelo actual, de hecho el propio Gobierno volvió a darle el carácter de evaluable a la materia con la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Ciudadanos prefiere un modelo de asignatura enfocada hacia la historia de las distintas religiones. Mientras, PSOE y Podemos apuestan por alejarla de las aulas.
- Pese al debate que genera en España esta cuestión desde hace años, no ocurre lo mismo en el resto de Europa. De hecho, casi el 80% de los países de la Unión Europea (UE) contemplan la oferta de esta materia de forma confesional. En concreto, de los 28 estados miembros, solo seis (Eslovenia, Estonia, Francia, Luxemburgo, Reino Unido y Suecia) no ofertan la asignatura.
- No obstante, de estos seis, solo Francia no contempla ninguna disciplina autónoma sobre el hecho religioso, aunque los profesores tienen la obligación de tratar la dimensión religiosa en las diversas asignaturas, según datos recabados por Flavio Pajer, religioso lasaliano y profesor de Pedagogía y Didáctica de las religiones en la Universidad Salesiana de Roma, y publicados en el número de abril de la revista Religión y Escuela.
- En Eslovenia, aunque el 57,8% de la población se declara católica, no existe una asignatura de Religión. No obstante, cuentan con la posibilidad de que los centros oferten una materia llamada Religiones, de 35 horas al año, en la que se conozcan todas las confesiones.
- En Estonia, con un 54% de personas que se consideran no creyentes o ateas, el Gobierno plantea la obligatoriedad a los centros de ofertar la asignatura Estudio no Confesional del Hecho Religioso.
- En Luxemburgo, con un 69% de católicos, desde el presente curso escolar hay como asignatura obligatoria Vida y Sociedad (ética y valores de la persona y de la convivencia social), pero no se imparte ninguna religión en la escuela.
- En Reino Unido, se oferta Instrucción Aconfesional sobre las Religiones (Multifaith Education), en particular cristianas. Es una materia obligatoria y evaluable que ocupa el 10% del horario escolar.
- Por último, en Suecia, con un 78% de población luterana, estudian Conocimiento del Cristianismo (asignatura no confesional) de forma obligatoria.
Tres razones
¿Y cómo se puede hacer comprender, en sociedades cada vez más secularizadas, la importancia de la asignatura de Religión? El propio Pajer responde a Vida Nueva en tres puntos.
En primer lugar, “los creyentes y no creyentes estamos literalmente inmersos cada día más en una gran cantidad de noticias que, para bien o para mal, tienen que ver con la religión. Paradójicamente, se habla cada vez menos de religión en las iglesias, que están casi vacías, pero en los telediarios, los periódicos y en las redes sociales se habla de ella las 24 horas del día. Incluso los mercados y la publicidad le hacen un guiño a la religión cuando orientan ciertas tendencias de moda, de alimentación o de ocio”, indica el religioso lasaliano. “Si la fe parece tambalearse –continúa–, la religión gana espacios enormes. Por eso, no deberíamos permanecer ajenos a un fenómeno que se expande de esta manera, que es omnipresente”.
En segundo lugar, “es verdad que ha caído un poco la práctica religiosa. Pero esto no significa que la sed de religión haya disminuido. Una sed que atiende muchas cuestiones y es mucho más urgente en los jóvenes de hoy que en las generaciones de sus padres. Una sed que significa la búsqueda del sentido de la vida, una vida frente a tantas pérdidas del alma. La búsqueda del silencio y la soledad en el estruendo de la ciudad y de la agitación de miles de facetas de la rutina. La búsqueda de algo absoluto frente al caudal de cosas efímeras que pasan sin dejar rastro. O peor, que dejan vacío. Hasta el punto de que a uno le viene de manera espontánea a la cabeza: ‘a quién recurriremos, Señor, si solo tú tienes palabras de vida eterna’”.
Por último, la realidad, según Pajer, es que “no se conoce bien el fenómeno religioso si no se conoce también su contrario. Fe y ateísmo son las dos caras de la misma moneda. No es casualidad que en varios países del norte de Europa se haya hecho obligatorio no solo el estudio de las religiones, sino también, y junto a ellas, el estudio de las visiones no religiosas de la vida. Ya hoy, pero aun más el día de mañana, la vida en sociedad está destinada a desarrollarse en el pluralismo religioso, ético y espiritual”.
Asimismo, “necesitaremos saber compartir y convivir con quien piensa de manera diferente. ¿Es posible que la indiferencia religiosa se esté convirtiendo en la religión de la mayoría? Este es el momento para ser críticos y autocríticos, además de que para adquirir esta competencia crítica la escuela te da (y debe dar) una gran ayuda. Una ayuda para crecer en humanidad antes incluso de crecer en comunidad”, subraya el hermano de La Salle.
Solo dos países no pagan a los profesores
En España, es necesaria la Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI) concedida por el obispo para que un profesor de Religión pueda ejercer. No obstante, es el Estado quien paga a los docentes, como a los del resto de asignaturas. Una realidad que es la misma en todos los países de la UE que ofertan la materia de Religión, a excepción de Alemania y Bulgaria, donde son las propias Iglesias las que tienen que hacerse cargo del sueldo de los profesores.
No obstante, en los diversos sistemas educativos, el perfil jurídico profesional de los docentes de Religión no es homogéneo. Los docentes cristianos dependen de las respectivas Iglesias, pero sus vínculos con las administraciones son diferentes, como también lo son los currículos académicos de formación y de cualificación profesional.
Pero hay también docentes en materia de cristianismo que dependen solo del Estado, como sucede en los países escandinavos con la materia de Historia del Cristianismo Luterano, en Reino Unido con la asignatura aconfesional o en Luxemburgo con los nuevos cursos curriculares.